El mundo está experimentando una transformación hacia un futuro energético más seguro, rentable, sostenible y con bajas emisiones de carbono. Las energías renovables se han convertido en la opción elegida a nivel mundial para cumplir con dicho objetivo. Se estima que para descarbonizar el sector energético, en línea con los objetivos climáticos establecidos en el Acuerdo de París, la participación de las energías renovables en la generación eléctrica mundial debería alcanzar el 85 % en 2050. Transformar el sistema eléctrico hacia uno dominado por la energía renovable conlleva algunos desafíos, ya que las altas participaciones de energías renovables variables aumentan los requisitos de flexibilidad del sistema, es decir, la capacidad de equilibrar y responder a los cambios en la oferta y la demanda. Si bien todos los sistemas de energía tienen algún nivel inherente de flexibilidad, será necesario, para gestionar eficazmente la energía renovable variable a gran escala, explotar y planificar con anticipación nuevas fuentes de flexibilidad. Debido a que puede llevar varios años diseñar y construir nuevos generadores y líneas de transmisión, el proceso de planificación es la primera actividad crítica para garantizar que el sistema eléctrico del futuro posea suficiente flexibilidad para adaptarse al crecimiento de la generación renovable variable.